
El hígado es uno de los órganos más importantes y delicados de nuestro cuerpo, su funciones son: neutralizar de las toxinas procedentes del intestino; evitar que las toxinas le hagan daño al cuerpo, la producción de bilis encargada de facilitar la digestión y la transformación de carbohidratos, proteínas, lípidos minerales y vitaminas.
Es por ello, que la alimentación es un
pilar fundamental en la buena alimentación, puede prevenir enfermedades. De lo
que comemos dependerá tener un hígado sano o enfermo.

Además, en caso de ya padecer alguna enfermedad hepática, la alimentación podrá ayudar a los procesos de reparación del órgano o en caso contrario, a empeorarlo. Cuando el hígado se daña es necesario apoyarlo a eliminar las toxinas, lo cual se consigue con tratamiento que incluye cambios en los hábitos alimenticios así como un buen tratamiento, ayuda cuando el hígado, ya no se encuentra funcionando, en los procesos en que está involucrado el hígado.
Protege a tu hígado

En cuanto a la dieta, entre los principales alimentos que dañan al hígado se encuentran: las bebidas alcohólicas, pues destruyen las células del hígado y pierden la capacidad de producir los nutrientes para el organismo.
Otros tóxicos no recomendados en la dieta del enfermo bebidas
oscuras, las grasa y colorantes son dañinos para el higado.

Los especialistas señalan que una dieta alta en grasas como carnes, mantequillas, margarina, y lácteos enteros obligan al hígado a realizar un esfuerzo superior, lo mismo que consumir pasteles, galletas, chocolates y dulces, alimentos ricos en azúcares refinados que provocan aumento de grasa y colesterol.


Asimismo es preferible comer 5 veces al día en porciones
pequeñas, que una comida abundante y pesada.
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